lunes, octubre 22, 2012

Europa, paralizada por el miedo

Crónica muy interesante de Francisco Peregil (desde Buenos Aires), el pasado día 17 de octubre, en El País; enlace directo aquí.

Algunos extractos:
- Europa acepta que el mayor peso de la crisis económica recaiga sobre las espaldas de los más débiles.
- El hombre común y corriente siente la sensación de que delante de sí hay un abismo, una fragmentación, una pérdida de derechos.
- Las sociedades opulentas piensan cada vez menos.
- Europa alcanzó, durante los últimos veinte años, estándares de democracia, transparencia, pluralismo, cuidado de las minorías, cultura y equidad social como ninguna otra región del mundo ... Fue un modelo y un faro para muchos países. Y por lo tanto, su actual crisis tiene un impacto negativo en esas mismas repúblicas emergentes, donde se utiliza estas nuevas tristezas europeas como coartadas para infringir las reglas de la democracia y practicar sin complejos nacionalismos rancios y populismos de distinto pelaje.
- En mi humilde opinión, ha quedado suficientemente demostrado que dejar en libertad a los buitres del mercado y a la vez sujetar el cambio monetario han sido las verdaderas razones de esta caída.
- Europa hace mal en tratar de cumplir las exigencias de Alemania y del Fondo Monetario Internacional.
- A mí me asombra las enormes sumas de dinero que se le dan a los bancos y me pregunto: ¿Por qué no atender a los consumidores endeudados? Porque atendiéndolos a ellos, dándole reprogramaciones de los préstamos, bajándoles tasas de interés, etcétera, terminan haciendo que el consumidor recobre parte de la confianza y empiece a demandar y a poner en marcha la economía. Solo veo en Europa la esperanza absurda de que dándole fondos a los bancos los bancos van a dar créditos y de esa manera van a permitir que la economía vuelva a avanzar. Pero resulta que, cuando uno les da fondos, los bancos utilizan esos fondos no para dar créditos sino para mejorar su situación de capital. Con lo cual, no hay más créditos y aún si hubiera créditos, probablemente la gente no estaría dispuesta a seguir tomándolos porque están sobreendeudados.

Carpe diem, Kristian.