miércoles, mayo 04, 2011

Terrorismo de Estado

No estoy casi nunca de acuerdo con Fernando Sánchez Dragó (hijo de puta del mes de octubre 2010), pero creo que ayer tenía gran parte de razón en su pequeña colaboración en el diario El Mundo titulada "Terrorismo de Estado". No encontré su texto en la web de este diario, solamente lo vi en la edición impresa, pero vale la pena buscarlo.

Aclaración 07.05.2011 - 19:56
El texto original está en un sección de pago de la web del diario El Mundo. No lo he visto ni pienso pagar para verlo, porque ya lo vi en el diario impreso. Aquí algunos extractos:

- "El Estado llama terrorismo a la violencia ejercida contra él, y legítima defensa a la violencia propia. Asaltar un domicilio y freír a balazos a quien lo habita no es un acto de guerra. Bin Laden, en ese momento, no amenazaba a quienes apretaron el gatillo. El sheriff de Río Bravo, que era John Wayne dirigido por Howard Hawks, los habría ahorcado. ¿A qué tanto júbilo? No nos encanallemos. La muerte de Osama bin Laden es, además, sumamente inoportuna."

- "El asesinato de Bin Laden es una bomba de explosión retardada. Sus consecuencias llegarán en forma de círculos concéntricos. Las venganzas se sirven en platos de fiambres, no sólo porque sean frías, sino porque, en esta ocasión, los habrá, y serán de mortadela. El Mahdi de pacotilla al que aludo siempre me pareció un hideputa, pero eso no sirve de coartada al crimen a no ser que pensemos, como lo pensaban los nazis y los bolcheviques, que el fin justifica los medios."

- "Al Qaeda no va a desaparecer porque su fundador haya volado al jardín de huríes que el Profeta le había prometido. La insurgencia talibán cobrará bríos y las fuerzas de ocupación de su país lo tendrán cada vez más crudo. Habrá atentados en el corazón de Occidente. El petróleo escaseará y sus precios se dispararán. En Islamabad, escenario del crimen, podría hacerse con el poder el integrismo, lo que traería consigo una guerra nuclear por el conflicto de Cachemira."

-"Inútil, por obvio, es subrayar el peligro inherente a los hijos del Tío Sam cuando se ponen a agitar banderolas por las calles, a envolverse en oriflamas como si fuesen sudarios y a berrear canciones inscritas en el papel pautado de las barras y estrellas. El cañón de la pistola que mató a Osama bin Laden se apoyaba en la sien del mundo occidental. ¡Pim pam pum! ¡Fuego!"

Carpe diem,

Kristian.